domingo, 2 de enero de 2011
Redes
A principios del siglo veintiuno el ser humano creo tantos medios de comunicación que llegaron a faltar los contenidos y de cualquier cosa se hacía un espectáculo con el fin de convocar audiencia a la que vender consumibles en comerciales interminables que atravesaban las emisiones.
Por entonces los medios de masas asentados en un centro emitiendo como grandes factorías, dejaban paso a dispositivos personales que permitían la emisión de contenidos interactivos através de un rudimentario aparato electrónico llamado terminal, que a diferencia del teléfono permitía lanzar contenidos a gran número de receptores y mantener esta emisión en el tiempo a través de los llamados servidores dónde se albergaba. Un invento este que recordaba a otro más remoto, el libro. Las limitaciones de esta técnica eran el suministro eléctrico (alimentación del terminal) y cobertura de red (espacio mixto de redes físicas y señales eléctricas atmosféricas por donde viajaba la información) lo cual propiciaba que no más de una quinta parte de la población pudiera disfrutar de este servicio que raras veces era gratuito.
En tal realidad apareció un medio emisor (Wikileaks, web) no controlado por las autoridades, que aireaban comportamientos ilegales, alegales, chismes, etc. sobre diferentes autoridades, políticas y económicas. Más tarde por efecto contagio aparecieron nuevas "webs" y se extendió a todos los estratos sociales en un arco que abarcaba desde el presidente del mundo hasta el carnicero del barrio, por citar una profesión.
Se cuantificó lo sospechado por todos: Una parte importante de la población se saltaba las reglas escritas o tácitas de una u otra forma. Se desconoce que cantidad de personas de las que defraudaban eran conocedoras del mal que generaban y las razones que les empujaba a ello a todos los que eran conscientes.
Un ambicioso programa científico se puso en marcha para poner remedio. La situación era tan grave que un setenta por cien de los científicos fueron retirados del proyecto al ser salpicados por diversos escándalos.
El treinta por cien restante llego a una conclusión terrible: Se trataba de un problema evolutivo, de falta de evolución, mejor dicho. El cerebro arcaico residuo de épocas remotas era capaz de imponerse sobre el resto del cerebro enviando desde la parte inferior de la nuca y la columna vertebral una pulsación eléctrica de gran intensidad que bloqueaba las neuronas más modernas, ubicadas en los hemisferios frontales . Así según la cantidad de señales cerebrales detectadas se pudo establecer una clasificación que compredía desde "filoprimates" aquellos más aberrantes, fácilmente reconocibles por sus maneras simiescas , hasta los "pseudocavernícolas" capaces de desarrollar una apariencia civilizada a pesar de su comportamiento privado o en grupos reducidos con el que hacían honor a su nombre. Estos últimos el extremo menos involucionado de la horquilla, con frecuencia ocupaban cargos de relevancia en el sector empresarial, económico y determinados cargos políticos de grado medio, habitando biotopos como diputaciones o C.C.A.A.
La solución pasó por implantes en aquel momento micro circuitos impresos con conexiones wifi para tratar de estimular la parte del cerebro más desarrollado y dotarlos de emociones propiamente humanas que permitiesen empatizar con sus semejantes y provocar que su comportamiento tuviese en cuenta los intereses colectivos más que los propios. Lo que venía a ser civilizar a estos seres evolutivamente lentos, más propios de una rama homínidos como los gorilas o mandriles.