domingo, 4 de febrero de 2018
Fue la misma brisa inconsciente que apagó la llama lánguida
que se peina en tus pestañas y desata perpleja una borrasca
de aguaceros que avanzan por tu mirada de lluvia
y perfilan lágrimas resignadas sobre el recuerdo quebrado
En algún lugar del pensamiento entre el algodon y los momentos
renacerá esa luz antigua y venerable para prender poderosa en tu alma
sobre los crepusculos de neón y el rumor de los escaparates
Resplandecerá después del dolor la sabiduría de aquellas palabras
que un día apenas susurradas alcanzaron los confines del cariño
desenredadas entre tus manos sobre los lomos viajeros del papel en blanco
Intima y radiante llegarás a la felicidad dorada de las espigas
que anidará en tus gestos y tus silencios en la sazón del mediodia
volvera la brisa insolente a reflejarse en tus pupilas y consciente
vera arder más viva y más alta la llama cuanto más se cierra la herida.